La historia del Faraón: El tirano arrogante y el destino de los opresores

En la narración atemporal del Corán, no hay tirano como el Faraón, al que se menciona repetidamente como símbolo de la injusticia flagrante, la arrogancia ciega y la ingratitud manifiesta hacia las bendiciones de Dios. Su historia no es sólo un relato histórico pasajero de las páginas del pasado, sino una lección intemporal que trasciende el tiempo y el espacio, mostrando cómo el poder absoluto y la autoridad arrogante pueden corromper el alma humana hasta el punto de pretender la divinidad, y lo inevitable que es el destino de los opresores, por mucho que duren su poder y su tiranía. Es la historia de una lucha eterna entre la injusticia absoluta, que no conoce fronteras, y la verdad revelada, en la que la falsedad no sale de entre sus manos ni de sus espaldas, en la que la grandeza de Dios Todopoderoso y Su capacidad absoluta se manifiestan en la victoria de los débiles y pacientes y en la destrucción de los arrogantes e ingratos.
Un rey arrogante y una esclavitud injusta: Egipto bajo el Faraón antes de Moisés
El faraón era rey de Egipto, y su arrogancia, orgullo y engreimiento llegaron hasta el punto de reclamar para sí la divinidad y la divinidad, pues dijo a su pueblo: «Yo soy vuestro Señor Supremo» (Al-Nazarat: 24): «Yo soy vuestro Señor Supremo» (Al-Naz’at: 24), y dijo: «No he aprendido para vosotros ningún otro dios aparte de mí mismo» (Al-Qur’an: 38). Impuso su autoridad absoluta sobre su pueblo y esclavizó a los israelitas, descendientes del Profeta Jacob, la paz sea con él, que vivían en Egipto desde los tiempos de José, la paz sea con él. El faraón los convirtió en un grupo vulnerable en su tierra, infligiéndoles las torturas y humillaciones más severas, utilizándolos para trabajos forzados y grandes construcciones, sacrificando a sus hijos varones recién nacidos y manteniendo con vida a las hembras. Esta brutal persecución tuvo su origen en una visión que tuvo el Faraón, o en una profecía que recibió de sus sacerdotes, en la que se indicaba que un niño nacido de los israelitas sería la causa de su desaparición.
Pruebas coránicas: El Corán describe su condición y la de su pueblo bajo su poder en Surat al-Qasas, destacando su tiranía y corrupción:
إِنَّ فِرْعَوْنَ عَلَا فِي الْأَرْضِ وَجَعَلَ أَهْلَهَا شِيَعًا يَسْتَضْعِفُ طَائِفَةً مِّنْهُمْ يُذَبِّحُ أَبْنَاءَهُمْ وَيَسْتَحْيِي نِسَاءَهُمْ ۚ إِنَّهُ كَانَ مِنَ الْمُفْسِدِينَ
(Historias: 4).
En este ambiente cargado de miedo, expectación y persecución insoportable, la sabiduría y el poder de Dios decretaron que naciera un niño entre los israelitas, que más tarde se convertiría en su archienemigo y en la causa de su destrucción, Moisés, la paz sea con él.
La historia del nacimiento y la educación de Moisés en la casa del Faraón: La historia del nacimiento y la educación de Moisés en la casa del faraón
En la historia del nacimiento de Moisés, se pone de manifiesto la primera señal de la gestión milagrosa de Dios sobre el destino del Faraón, y cómo Dios maneja el asunto desde donde los humanos no esperan. La madre de Moisés, en el colmo del miedo y la confusión por su recién nacido ante la opresión del Faraón y sus soldados, recibió una gran y muy extraña orden divina, que trasciende toda lógica humana: Poner a su hijo en un pequeño ataúd de madera y arrojarlo al caudaloso río Nilo. Esto supuso un tremendo desafío para su fe y confianza en su Señor, ¿cómo iba a arrojar a su bebé a un destino desconocido entre las olas del río? Pero ella confiaba en la promesa de su Señor, que nunca rompe la promesa, de traerlo de vuelta a ella y convertirlo en uno de los Mensajeros.
Evidencia coránica: Esta revelación milagrosa que trajo la paz al corazón de la madre asustada está registrada en la sura Taha:
وَأَوْحَيْنَا إِلَىٰ أُمِّ مُوسَىٰ أَنْ أَرْضِعِيهِ ۖ فَإِذَا خِفْتِ عَلَيْهِ فَأَلْقِيهِ فِي الْيَمِّ وَلَا تَخَافِي وَلَا تَحْزَنِي ۖ إِنَّا رَادُّوهُ إِلَيْكِ وَجَاعِلُوهُ مِنَ الْمُرْسَلِينَ
(Taha: 38).
Lo arrojó al río, y su hermana Maryam se puso a seguir su rastro en secreto, observando su destino con ansiedad y expectación. Por el poder y la sabiduría de Dios, los siervos del faraón lo recogieron del río y se lo presentaron al faraón y a su mujer justa, Asia. Dios arrojó el amor de Moisés en el corazón de Asia, y ella vio luz e inocencia en el niño, y suplicó al faraón que no lo matara, sino que lo tomara como hijo, para que fuera la niña de sus ojos y los de ella.
He aquí otro milagro en la cadena de la providencia divina: El niño Moisés rechazó todas las guarderías que le trajeron las mujeres de Egipto. Su hermana sugirió que les mostrara una casa que lo apadrinara y lo amamantara, y ellas accedieron. Así, Moisés fue devuelto a su madre para que lo amamantara y lo acogiera en el palacio del propio Faraón, por lo que ella recibió una paga, y se cumplió la promesa de Dios de devolvérselo y convertirlo en uno de los Mensajeros. Moisés creció en el palacio del Faraón, en la gloria y la dicha, aprendiendo las artes del gobierno y la administración, pero su corazón estaba con los israelitas oprimidos y esclavizados fuera de los muros del palacio, viendo con sus propios ojos la injusticia que se les infligía.
El incidente de la matanza y la migración a Madin: Madurez y preparación para la Gran Comisión
Cuando Moisés llegó a su vejez, su fuerza física y mental era completa, y paseaba por la ciudad, encontró a dos hombres que se peleaban: Uno era un bani israelita (su pueblo), y el otro un copto (el pueblo del faraón). El israelita oprimido pidió ayuda, y Moisés propinó un fuerte codazo al copto, que lo mató sin querer. Moisés se arrepintió de su acción y se dio cuenta de que había obrado mal, por lo que se dirigió a su Señor en señal de arrepentimiento y perdón.
Evidencia coránica: El Todopoderoso dijo en la lengua de Moisés, la paz sea con él, confesando su culpa y pidiendo perdón:
قَالَ رَبِّ إِنِّي ظَلَمْتُ نَفْسِي فَاغْفِرْ لِي فَغَفَرَ لَهُ ۚ إِنَّهُ هُوَ الْغَفُورُ الرَّحِيمُ
(Surat al-Taqs: 16).
El faraón se enteró del incidente y quiso matarle como castigo por el copto. Un hombre del otro extremo de la ciudad (se dice que era un creyente de la familia del faraón) aconsejó a Moisés que huyera rápidamente de la ciudad, porque el faraón y su gente estaban tramando matarle. Moisés salió atemorizado, sin saber adónde ir, pero confió en su Señor y rezó: «Señor, líbrame del pueblo injusto» (Historias: 21).
Moisés viajó a la tierra de Madián, una tierra fuera de la jurisdicción del faraón. Tras un arduo viaje, llegó a un pozo de agua, donde encontró a unos pastores que abrevaban sus rebaños y a dos mujeres que cuidaban de sus ovejas. Moisés se adelantó y les dio de beber, luego se puso a la sombra y rezó a su Señor. Su padre, el Profeta Shu’ayb, la paz sea con él (o un hombre justo del pueblo de Madián), se enteró de la fortaleza y honradez de Musa, así que lo invitó a su casa y lo casó con una de sus hijas, y Musa permaneció diez años, durante los cuales cumplió su dote, en un entorno tranquilo, lejos de la opresión del faraón, aprendiendo a pastorear ovejas, madurando y preparándose para llevar el gran mensaje y enfrentarse a la tiranía.
Revelación y profecía: El discurso de Dios y los milagros increíbles
Cuando Moisés hubo cumplido el período acordado, viajó con su pueblo de vuelta a Egipto. En el camino de vuelta, en una noche fría y oscura, cerca del monte Tor,vio un fuego a lo lejos. Fue a investigar el asunto, y allí se produjo el gran encuentro y la instrucción divina directa que ningún otro profeta había recibido jamás. Su Señor le llamó desde el lado derecho de Al-Tur, en el lugar bendito del árbol.
Evidencia coránica: El Sagrado Corán describe este majestuoso encuentro que marcó el comienzo del profetismo de Moisés en las surah Taha y Al-Qasas:
فَلَمَّا أَتَاهَا نُودِيَ مِن شَاطِئِ الْوَادِ الْأَيْمَنِ فِي الْبُقْعَةِ الْمُبَارَكَةِ مِنَ الشَّجَرَةِ أَن يَا مُوسَىٰ إِنِّي أَنَا اللَّهُ رَبُّ الْعَالَمِينَ (30) وَأَنْ أَلْقِ عَصَاكَ ۖ فَلَمَّا رَآهَا تَهْتَزُّ كَأَنَّهَا جَانٌّ وَلَّىٰ مُدْبِرًا وَلَمْ يُعَقِّبْ ۚ يَا مُوسَىٰ أَقْبِلْ وَلَا تَخَفْ ۖ إِنَّكَ مِنَ الْآمِنِينَ (31) اسْلُكْ يَدَكَ فِي جَيْبِكَ تَخْرُجْ بَيْضَاءَ مِن غَيْرِ سُوءٍ ۖ وَاضْمُمْ إِلَيْكَ جَنَاحَكَ مِنَ الرَّهْبِ ۖ فَذَانِكَ بُرْهَانَانِ مِن رَّبِّكَ إِلَىٰ فِرْعَوْنَ وَمَلَئِهِ ۚ إِنَّهُمْ كَانُوا قَوْمًا فَاسِقِينَ (32)
(Surat al-Taqs: 30-32).
En este gran encuentro, Dios le concedió dos grandes milagros que sirvieron como prueba de su condición de profeta ante el Faraón: Su bastón que se convierte en una serpiente buscadora (una gran serpiente), ysu mano que sale blanca sin ningún efecto nocivo (brillando con luz). Le ordenó que fuera a ver al Faraón para llamarle al monoteísmo de Dios y liberar a los israelitas de su esclavitud. Moisés se sintió intimidado por la grandeza de la tarea, y pidió a su Señor que enviara a su hermano Aarón con él, porque era más elocuente y capaz de explicarse, así que Dios respondió a su plegaria e hizo a Aarón profeta y su ministro, para fortalecer su fuerza.
El gran enfrentamiento con el Faraón: Milagros y obstinación sin fin
Moisés y Aarón, la paz sea con ellos, regresaron a Egipto, entraron en Faraón, le presentaron la llamada del monoteísmo puro y le pidieron que enviara a los israelitas con ellos. Pero el Faraón era arrogante y obstinado, y aumentó su tiranía, les acusó de magia y reunió a los magos más hábiles de Egipto para enfrentarse a ellos en un gran día de fiesta, el Día del Adorno, ante una gran multitud de personas, para mostrar su poder y derrotar a Moisés delante de todos.
El Día del Adorno, Moisés se reunió con los magos del Faraón. Los magos lanzaron sus cuerdas y palos y se convirtieron en criaturas vivas con una gran ilusión óptica que asombró al público. Entonces Moisés lanzó su bastón y éste se convirtió en una gran serpiente real, devorando todas las cuerdas y palos lanzados por los magos. Ante este notable milagro que superaba los límites de la magia humana, los magos se dieron cuenta de que no se trataba de magia, sino de una verdad de Dios y de un poder divino, y se postraron, creyendo en el Señor de Moisés y Aarón.
Pruebas coránicas: El Corán describe la fe de los magos y su cambio de opinión en la surah Taha:
قَالُوا آمَنَّا بِرَبِّ هَارُونَ وَمُوسَىٰ
(Surat Taha: 70).
El faraón se enfureció por la fe de sus magos y los castigó severamente, cortándoles las manos y los pies y crucificándolos, pero ellos permanecieron firmes en su fe y afrontaron la muerte con seguridad. Dios envió entonces una serie de signos (milagros) al faraón y a su pueblo como prueba concluyente de la sinceridad de Moisés y como castigo por su incredulidad y terquedad, para que regresaran. Cada vez que les sobrevenía una calamidad, apelaban a Moisés para que se la quitara de encima, prometiendo creer y enviar a los israelitas, pero cuando Dios se lo revelaba, renegaban de su pacto y volvían a ser arrogantes.
Pruebas coránicas: El Corán menciona estos versículos en la sura Al-A’raf (a partir del versículo 130) y con detalle en otras suras:
- El diluvio: Las fuertes lluvias e inundaciones anegaron sus tierras y hogares, destruyendo sus cultivos.
- Langostas: Enormes nubes de langostas se comieron los restos de sus cosechas y echaron a perder todo lo demás.
- Los piojos: Los piojos infestan sus cuerpos y sus casas, causando molestias y picores.
- Las ranas: Las ranas inundaron todas partes, sus casas, sus lechos, su comida, su bebida.
- La sangre: El agua del Nilo y toda el agua potable se convirtieron en sangre, y no pudieron encontrar agua potable.
- Falta de frutos: Sus cosechas son muy deficientes.
- Años: La hambruna y la sequía que afligieron al país.
- La mano y el bastón: Los dos milagros originales con los que vino Moisés.
- Separa a las personas: (o el palo y la mano blanca)
Pero el corazón del Faraón y de su pueblo se había endurecido, y no hicieron sino volverse más arrogantes y obstinados, hasta que llegaron a un punto sin retorno.
La persecución de los israelitas: La culminación de la tiranía y la perdición inevitable
Después de todas estas señales, y después de que Moisés desesperara de la fe del Faraón y de su pueblo, y de haber agotado todos los medios de invitación y advertencia, Dios le inspiró que sacara a los israelitas de Egipto de noche. Moisés cumplió la orden de su Señor, y los israelitas, cuyo número se calculaba en cientos de miles, partieron hacia el Mar Rojo, dejando atrás años de esclavitud.
El Faraón se enteró de su partida, montó en cólera, sintió que su reino se derrumbaba, movilizó a su gran ejército con toda su caballería y equipo, y fue tras ellos con una ira y un odio sin igual, decidido a aniquilarlos y aplastarlos contra el suelo. El faraón y su ejército alcanzaron a Moisés y a los israelitas en la orilla del Mar Rojo. Los israelitas se encontraron en una situación ineludible: El mar frente a ellos con sus enormes olas, y el enorme ejército del faraón detrás, marchando hacia ellos. La desesperación y el miedo se apoderaron de los corazones de los israelitas, y dijeron a Moisés: «¡Estamos condenados!» (es decir, el Faraón seguramente nos atrapará y nos destruirá).
Pero Moisés, la paz sea con él, fue un ejemplo de fortaleza y de certeza absoluta de la victoria de Dios. Su fe no vaciló ni un solo instante, y les respondió con un corazón tranquilizador y confiado, sabiendo que Dios está con él y no le fallará:
Evidencia coránica: El Todopoderoso dijo en Surat al-Shu’araa, haciendo hincapié en la providencia de Dios:
قَالَ كَلَّا ۖ إِنَّ مَعِيَ رَبِّي سَيَهْدِينِ
(Poetas: 62).
En aquel momento crucial, llegó a Moisés la orden milagrosa de Dios de golpear el mar con su cayado.
Evidencia coránica: El Corán describe este milagro, increíble salvo por el poder de Dios, en Surat al-Shu’araa:
فَأَوْحَيْنَا إِلَىٰ مُوسَىٰ أَنِ اضْرِب بِعَصَاكَ الْبَحْرَ ۖ فَانفَلَقَ فَكَانَ كُلُّ فِرْقٍ كَالطَّوْدِ الْعَظِيمِ (63) وَأَزْلَفْنَا ثَمَّ الْآخَرِينَ (64) وَأَنجَيْنَا مُوسَىٰ وَمَن مَّعَهُ أَجْمَعِينَ (65) ثُمَّ أَغْرَقْنَا الْآخَرِينَ (66)
(Poetas: 63-66).
El gran mar fue dividido por el poder de Dios, y apareció un camino seco entre dos grandes montañas de agua acumulada. Moisés y los israelitas lo cruzaron en paz y seguridad. Cuando el faraón y sus soldados les siguieron, entraron en el camino seco, y en el momento en que entró el último de ellos, el mar se cerró sobre ellos por orden de Dios, y todos se ahogaron, sin que nadie sobreviviera, para que su destrucción sirviera de ejemplo al mundo. El Faraón fue arrojado a la orilla para que la gente lo viera, y Dios preservó su cuerpo para que siguiera siendo una señal para los que vinieran después, una prueba del destino de los opresores y los arrogantes.
Evidencia coránica: El Todopoderoso dijo en la Surah Yunus:
فَالْيَوْمَ نُنَجِّيكَ بِبَدَنِكَ لِتَكُونَ لِمَنْ خَلْفَكَ آيَةً ۚ وَإِنَّ كَثِيرًا مِّنَ النَّاسِ عَنْ آيَاتِنَا لَغَافِلُونَ
(Yunus: 92).
[Puedes leer más sobre la historia del Profeta Moisés y sus milagros en nuestro artículo en islamly.net: La historia de Moisés, la paz sea con él: El Gran Enfrentamiento, Milagros de Supervivencia y Liberación de los Israelitas de la Injusticia ](Para ver la momia del faraón conservada en el Museo Egipcio como prueba histórica de esta historia, puedes visitar este enlace: La momia del faraón Ramsés II)
La victoria de Dios liberó a Moisés y a los israelitas de siglos de esclavitud y persecución, y comenzaron una nueva vida de libertad y adoración sólo a Dios, después de que vieran con sus propios ojos cómo Dios interviene para mantener la verdad.
Epílogo: Lecciones intemporales sobre el destino de los opresores y la grandeza del poder de Dios
La historia del Faraón y Moisés, la paz sea con él, es una de las más ricas del Corán, con infinitas lecciones y enseñanzas:
- El destino de la injusticia y la tiranía: La historia del Faraón es una advertencia constante a toda persona arrogante y tiránica que oprime a los pueblos y domina la tierra, de que el final de la injusticia es funesto y doloroso, de que Dios es paciente y de que la justicia divina se cumplirá inevitablemente.
- Certeza absoluta de la victoria de Dios: Incluso en las circunstancias más oscuras y desesperadas, cuando el mar está frente a ti y el enemigo detrás, la certeza de que Dios está contigo es la clave del alivio y la supervivencia, y ese tawakkul sincero abre las puertas de lo imposible.
- La grandeza de la providencia de Dios: Cómo Dios maneja las cosas desde donde los humanos no esperan, levantando al enemigo del opresor en su propia casa, y destruyéndolo por la causa más débil (el agua de la que estaba orgulloso y que controlaba).
- La importancia de la persistencia frente a la falsedad: La historia de Moisés pone de relieve la importancia de que los profetas y predicadores se mantengan firmes en la verdad, que no teman la opresión de los opresores y que la victoria pertenece a los creyentes pacientes que confían en la promesa de Dios.
- Los milagros de Dios: Una indicación de Su unidad y poder: Los milagros milagrosos con los que Dios apoyó a Moisés fueron pruebas concluyentes de la unicidad de Dios, de Su capacidad absoluta de cambiar las leyes cósmicas para proteger a Sus siervos y mantener la verdad, y de que toda fuerza del universo está sujeta a Sus órdenes.
- Alegría tras la adversidad: Toda la historia es una serie de adversidades seguidas de alegría, para enseñar a la nación que con las dificultades vienen las facilidades, que la victoria llega tras la paciencia y que el final de toda adversidad es una bendición divina.
La historia del faraón es un testimonio constante de que no hay más vencedor que Alá, de que el resultado es para los piadosos y de que Alá no falla a Sus siervos creyentes, sino que los libera, les da la victoria y el poder y destruye a sus enemigos, convirtiéndolos en un ejemplo para las generaciones futuras.
Resumen de audio
¿Cuál es la lección más importante que te ha dejado la historia del Faraón y su destino después de leerla con tanto detalle?