La historia de Job, la paz sea con él: La hermosa paciencia y la gran prueba El viaje del agradecimiento y la certeza

En los anales de los profetas honorables, la historia de Ayyub, la paz sea con él, es una de las más profundas e inspiradoras, pues encarna los significados más elevados de la hermosa pacienciay la confianza absoluta en Dios, incluso en las circunstancias más oscuras y las pruebas más severas. Ayub, la paz sea con él, fue un ejemplo único de creyente que afrontó la adversidad con agradecimiento, la adversidad con certeza y la enfermedad con alabanza, para enseñar a la humanidad que la adversidad es sólo un camino hacia grados superiores, y que el alivio vendrá inevitablemente de un Señor misericordioso.
Grandes bendiciones y adoración pura: Ayoub antes del juicio
Job, la paz sea con él, era un noble profeta, uno de los descendientes de Ibrahim, la paz sea con él, y Dios le había concedido innumerables grandes bendiciones. Era un hombre rico con abundancia de tierras, ganado y esclavos, y tenía muchos hijos, todos ellos dedicados a obedecer a Dios y buscar Su complacencia. Job, la paz sea con él, era un ejemplo de esclavo agradecido y devoto, que recordaba a Dios en todas sus circunstancias y siempre mostraba su agradecimiento y sus buenas acciones. Su vida fue un modelo de hombre justo y bendecido que vive en las bendiciones de este mundo, pero su corazón está apegado a Dios Todopoderoso.
Ayyub, la paz sea con él, era un ejemplo de caridad hacia los pobres, de honrar al huésped, de aliviar a los afligidos y de cuidar a los débiles. Siempre estaba alabando y agradeciendo a su Señor estas bendiciones, y fue esta profunda gratitud la que le hizo merecedor de una gran prueba que pondría a prueba su fe y aumentaría su grado a los ojos de Dios.
La gran prueba: La prueba de la paciencia y la certeza
La historia de Job, la paz sea con él, sufrió una transformación radical. La sabiduría de Dios Todopoderoso decretó que Job sufriera graves y grandes aflicciones para mostrar al mundo entero la fuerza de su fe y la profundidad de su paciencia. La aflicción comenzó con la pérdida de bendiciones mundanas, una tras otra. Perdió todo su dinero en una noche, y luego lloró la pérdida de todos sus hijos, pues el tejado de la casa cayó sobre ellos y murieron. Estas calamidades bastaban para sacudir el más duro de los corazones, pero Job (la paz sea con él) las afrontó con gran paciencia, alabanza y entrega.
Prueba: El Sagrado Corán describe su condición después de la prueba de una forma omnicomprensiva en las palabras de Dios Todopoderoso:
إِنَّا وَجَدْنَاهُ صَابِرًا ۚ نِّعْمَ الْعَبْدُ ۖ إِنَّهُ أَوَّابٌ
(Surah S: 44).
«Awab» significa: volver a su Señor mediante el arrepentimiento, el arrepentimiento y el recuerdo.
La aflicción no se detuvo ahí. Ayyub, la paz sea con él, contrajo una enfermedad incurable en su cuerpo, que deterioró enormemente su estado de salud, y permaneció postrado en cama durante muchos años (siete años y dieciocho meses, se dice, y otros dicen lo contrario). A causa de su enfermedad, sus parientes y amigos le rechazaron, y sólo le quedó su recta y fiel esposa, que siguió cuidándole y sirviéndole con dedicación y devoción, trabajando y esforzándose para llevarle comida y consolarle.
En todas estas pruebas, Job no pronunció una sola palabra de objeción o queja. No entró en pánico ni se desesperó, sino que mantuvo su lengua húmeda con el recuerdo de Dios, alabándole y dándole gracias, y confiando sus asuntos a su Señor. Habló de la bendición de Dios en su salud antes de su enfermedad, y dio gracias a Dios por la esposa y la lengua que le quedaban. Era un ejemplo vivo de contentamiento con la suerte y el destino de Dios.
Los susurros de Satanás y la oración de Job: Acudir sólo a Dios
Satanás intentó tentar a Job, la paz sea con él, para que perdiera la fe y la paciencia. Le susurró, y tal vez a su mujer, que si Dios le amara, no le habría afligido tan gravemente, o que buscara la curación quejándose. Pero Job fue una roca frente a los susurros de Satanás, y no hizo sino aumentar su paciencia y su certeza.
Tras muchos años de pruebas, cuando Job había colmado su paciencia y demostrado la perfección de la servidumbre, se dirigió a su Señor con una humilde súplica, en la que no pedía la curación en forma de orden u objeción, sino con palabras llenas de cortesía y misericordia, reconociendo su debilidad y su necesidad de la misericordia de su Señor.
Evidencia: El Todopoderoso dijo en Surat al-Anbiya:
وَأَيُّوبَ إِذْ نَادَىٰ رَبَّهُ أَنِّي مَسَّنِيَ الضُّرُّ وَأَنتَ أَرْحَمُ الرَّاحِمِينَ
(Surat al-Anbiya: 83).
Esta súplica era un modelo para todo sufriente, una súplica que no se queja del Creador ante la criatura, sino que se queja de su debilidad y de su necesidad de la misericordia del Más Misericordioso.
Los favores de Dios: Responder a las oraciones y devolver las bendiciones
Dios Todopoderoso respondió a la oración de su profeta Job. Le dijo que golpeara el suelo con el pie, lo que hizo, y brotó un manantial de agua fresca. Le dijo que bebiera de ella y se lavara.
Evidencia: El Todopoderoso dijo en la Surah S:
ارْكُضْ بِرِجْلِكَ ۖ هَٰذَا مُغْتَسَلٌ بَارِدٌ وَشَرَابٌ
(Surah S: 42).
Job bebió y se lavó, y por el poder de Dios, la enfermedad desapareció, y su cuerpo volvió a él sano y saludable, más hermoso de lo que había sido. No sólo eso, sino que Dios le devolvió sus riquezas y las multiplicó, le devolvió a sus hijos, le reunió con su familia y descendencia, e incluso aumentó muchas veces su abundancia. Fue una gran recompensa por su paciencia y agradecimiento.
Evidencia: El Todopoderoso dijo en Surat al-Anbiya:
فَاسْتَجَبْنَا لَهُ فَكَشَفْنَا مَا بِهِ مِن ضُرٍّ ۖ وَآتَيْنَاهُ أَهْلَهُ وَمِثْلَهُم مَّعَهُمْ رَحْمَةً مِّنْ عِندِنَا وَذِكْرَىٰ لِلْعَابِدِينَ
(Surat al-Anbiya: 84).
«Es decir, Dios restauró a sus hijos que habían muerto y le proporcionó los mismos o más.
Epílogo: Lecciones intemporales de paciencia, agradecimiento y certeza
La historia de Job, la paz sea con él, es una escuela completa de las lecciones de la fe y de la vida:
- La grandeza de la paciencia: La verdadera paciencia no es sólo soportar el dolor, sino aceptar el juicio de Dios, abstenerse de la queja y los celos, y contar con Dios. Ayoub, la paz sea con él, tenía paciencia como nadie, y era el esclavo más paciente.
- La importancia de la acción de gracias en los buenos y en los malos momentos: Ayoub, la paz sea con él, era agradecido en sus bendiciones y seguía siéndolo en sus aflicciones, poniendo de relieve que el agradecimiento es un culto que no está ligado a la desaparición de las bendiciones, sino que es un estado permanente del corazón.
- El sufrimiento es una bendición, no una maldición: La historia nos enseña que las pruebas son pruebas divinas para refinar la fe, elevar las calificaciones y expiar las malas acciones. Son una prueba del amor de Dios por el siervo justo.
- Dirigiéndose sólo a Dios: En los momentos más desesperados, Ayoub se volvió sólo hacia su Señor, y su oración fue una de las oraciones más poderosas, porque era una oración de debilidad y pobreza al Todopoderoso y Misericordioso.
- La certeza de la alegría tras la penuria: Después de una prueba tan larga y severa, el gran alivio vino de Dios, confirmando que después de la penuria habrá facilidad, y que el alivio está cerca, por mucho que dure la prueba.
La historia de Job, la paz sea con él, es un mensaje de esperanza para toda persona afligida, y un recordatorio constante de que la fuerza de la fe y la satisfacción con el juicio de Dios son las claves de la verdadera felicidad en este mundo y de la supervivencia en el más allá. Es una historia que se inmortaliza en el corazón de los creyentes y les enseña a ser «obedientes» a Dios, volviendo a Él en todas sus circunstancias, pacientes y agradecidos, creyendo que Su misericordia se extiende a todo.
¿Cuál es la lección más importante que te ha dejado la historia de Job (la paz sea con él) después de leerla con tanto detalle?