Biografía profética

Amin Quraish: Su juventud antes de la misión y lecciones de ética


Antes de recibir la revelación y convertirse en profeta y mensajero, Mahoma era conocido entre su pueblo por su elevada moral y sus buenas cualidades. En su juventud, fue un modelo de honradez, integridad y castidad, hasta el punto de que le apodaron «Al-Amin». Este título no era una mera descripción pasajera, sino un testimonio de una sociedad dominada por el politeísmo y la incredulidad, sobre la pureza de su secreto y la grandeza de su moral. ¿Cuáles son los rasgos más destacados de este joven puro que allanó el camino a la luz de la profecía?

Educación honesta y ética única

El Profeta Muhammad creció huérfano, al cuidado de su abuelo Abdul Muttalib y luego de su tío Abu Talib. Esta crianza, alejada del lujo de la riqueza que reinaba en algunos hogares de Quraysh, moldeó su carácter y le inculcó los valores de la autosuficiencia y la humildad. El Profeta no se dedicó a diversiones juveniles ni a las costumbres imperantes de la jahiliyyah, sino que se distinguió por su pureza de alma y su evitación de inmoralidades y abominaciones, lo que le convirtió en objeto de admiración y aprecio de su pueblo incluso antes de su misión.

En el comercio y el pastoreo: Experiencia y trabajo

En su juventud, el Profeta practicó el pastoreo, profesión que le proporcionó paciencia, humildad y reflexión, mientras cuidaba de las ovejas en el desierto y contemplaba la creación de Dios. Viajó a Levante en viajes comerciales con su tío Abu Talib y luego con Khadija bint Khuwaylid (que Alá esté complacido con ella) antes de su matrimonio. Este comercio no era sólo un medio de vida, sino una escuela en la que aprendió el arte de tratar con la gente, el cumplimiento de los pactos y la honradez en la compraventa. Era conocido por su honradez y sinceridad, hasta el punto de que los bienes que vendía eran bendecidos y sus beneficios aumentaban.

«Al-Amin El testimonio de su pueblo ante su profetismo

El título más famoso e indicativo de la grandeza de su creación fue «Al-Amin». Este título no sólo se lo dieron sus seres queridos, sino también sus enemigos antes de su misión. Le confiaban su dinero y sus secretos, y buscaban su sabiduría para resolver disputas. Una de las situaciones más destacadas en las que se manifestó su honradez y sabiduría fue el incidente de la colocación de la Piedra Negra tras la reconstrucción de la Kaaba. Cuando las tribus se disputaron el honor de colocar la Piedra Negra en su lugar, casi se convirtió en una guerra civil. Se decidieron por el arbitraje de la primera persona que entrara, y el Profeta (la paz sea con él) fue el primero en entrar. Pidió una túnica, colocó la piedra en su mano, luego pidió a los jefes de las tribus que sujetaran cada uno un extremo de la túnica, la levantaron juntos y luego él la colocó en su sitio con su propia mano. Con esta sabia solución, libró a los Quraysh de una guerra inminente, y les demostró su sabiduría y honradez en la que todos estaban unánimes.

Su bendito matrimonio con Jadiya (que Allah esté complacido con ella)

Uno de los acontecimientos más importantes de la juventud del Profeta fue su bendito matrimonio con Khadija bint Khuwaylid (que Alá esté complacido con ella). Jadiya era una exitosa mujer de negocios, y cuando vio la honradez y sinceridad de Muhammad al comerciar con ella, le ofreció casarse con él. Jadiyá fue la primera persona que creyó en el Profeta tras la revelación de éste, y siguió apoyándole hasta su muerte. Este matrimonio refleja el elevado carácter moral del Profeta y su capacidad para ganarse la confianza y el aprecio de quienes le rodeaban.

Pacto de Curiosidad: Victoria de los oprimidos

Cuando era joven, el Profeta (la paz sea con él) participó en el «Pacto de Al-Fadoul», una alianza que hicieron algunos líderes de Quraysh en casa de Abdullah bin Jad’an, en la que se comprometían a apoyar a los oprimidos y devolver los derechos a sus propietarios, costara lo que costara. El Profeta (la paz sea con él) alabó esta alianza después de su profecía, diciendo: «Fui testigo en casa de Abdullah bin Jadan de un juramento al que, si me hubieran invitado a tal juramento en el Islam, habría respondido» (Narrado por al-Bayhaqi en al-Sunn al-Kubra). Esta actitud demuestra que, desde muy joven, el Profeta odiaba la injusticia y defendía la rectitud, y que estos principios estaban arraigados en su naturaleza innata.

Epílogo: La ética del Profeta ante el Mensaje

La juventud del Profeta fue una biografía fragante, llena de lecciones y enseñanzas. Su condición y su moral antes de la misión fueron la mejor prueba de que estaba preparado para llevar el mensaje, pues su pueblo le amaba y respetaba unánimemente antes de creer en su condición de profeta, lo cual es una prueba indeleble. Su vida antes de ser profeta es el mejor ejemplo de que la moral virtuosa es la base de toda bondad, y de que Dios elige para Sus mensajes a las personas más grandes que son honestas de palabra y obra.


¿Qué valor moral crees que es el más destacado en la juventud del Profeta?Comparte tu opinión en los comentarios.

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